sábado, 10 de agosto de 2013

CAPÍTULO 8.

La noche no tiene pinta de ser lo que esperaban Marina y Harry. Querían una noche de diversión y bailes pero se encuentran metidos en sus pensamientos y sin saber qué hacer ni que decir en la furgoneta de camino a la discoteca que Louis ha asignado. Harry se maldice a él mismo por no poder controlar sus sentimientos, porque cuando parecía que Marina solo era una chica más en su vida, tuvo que renacer el instinto de protegerla, abrazarla y gritarle al mundo que es solo para él. Todas esas noches de insomio intentando no echarla de menos, buscando imperfecciones como quien busca una gota en el mar, sonriendo en los conciertos cuando estaba apunto de llorar en las canciones que más le recordaban a ella... Pequeños detalles con los que todos alguna que otra vez han sospechado que estaba mal, pero que solo Louis ha sabido ver. Su mejor amigo, el mismo que ahora mientras conduce le lanza una mirada empática en vez de, inútilmente, hacerle reír.
También se sentía una mierda de persona porque había intentado besar otra vez a la novia de su amigo. Niall siempre se ha portado genial con Harry, con todos. Es un auténtico hermano y además, si alguien del grupo se merece ser feliz y vivir momentos empalagosos junto a la chica ideal, es él. Siempre ha sido el que lloraba a escondidas creyendo que nadie le oía cuando veían alguna película de esas que te ponen sensible, es el que escribe las canciones más bonitas y el que, de vez en cuando, da rienda suelta a su romanticismo soltando alguna frase preciosa que luego se arrepiente de haber dicho porque se burlan cariñósamente de él. Es el más pequeño y adorable de la banda, el que podría haberse liado con muchísimas chicas mil veces más guapas que Marina pero siempre ha esperado. Y ahora que su espera tiene fin, Harry se siente la peor persona del mundo por haber intentado, por segunda vez, que vuelva a tener un principio.
En los asientos de atrás del coche, mirando por la ventanilla las luces que iluminan Madrid, Marina se tortura a ella misma repitiéndose la frase "Le estás haciendo daño". Al igual que Harry, se siente una mierda de persona por estar haciéndole sufrir. Siente ganas de pegarse un buen guantazo al acordarse de cada vez que le ha torturado en estos 5 meses con sus "Echo de menos a Niall" pensando que ya estaba todo olvidado, que el sentimiento inútil de quererla había desaparecido por completo. Pero no. ¿Y, sinceramente, por qué? ¿Qué tiene ella que no tenga la preciosidad de su prima Elena, o el cuerpazo de Cris, o la belleza natural de Dani, o cualquiera de las chicas que quieren salir con él? Marina tan solo se siente una del montón, de esas que pasan desapercibidas por la calle y hasta que no la conoces de bastante tiempo no te atreves a decir "es bonita". ¿Personalidad, quizás? En eso estaba aún más confusa. Se enfada con facilidad, contesta a todo de mala gana, es borde, extremadamente borde si tiene un mal día y si no lleva la razón su mala cara estará ahí permanentemente. Si aún no tiene claro por qué es una de las mejores amigas de Louis, Liam y Zayn y aún no tiene claro por qué es la novia de Niall, no puede creerse que Harry siga enamorado de ella.
Hay otro pensamiento que los dos tienen en común: se van a emborrachar, bailarán hasta no poder ni pestañear y se reirán como si absolutamente todo lo que sucede fuese cómico.
Hoy, al menos durante unas horas, van a olvidarlo todo.

En la puerta se reúnen con Frai, Mónica, Sofía, Raquel, Vito, Vane, Paula y algunas bailarinas más. Hace un par de horas Frai se atrevió a llamar a Marina porque las demás solo decían "Aish, es que la conozco muy poco" "Me da cosa, jo, es que..." "Llama tu, que eres la que nos ha presentado..."
Una vez allí comienzan las presentaciones de Elena y Cris con ellas y de todos a las nuevas bailarinas que, según las que conocemos, "Solo se han acoplado para pillar algo con los chicos".
Aunque entran todos juntos solo hacen falta unos 10 minutos para que cada uno vaya a lo suyo. La discoteca tiene una decoración ultra moderna de asientos de cuero blanco y formas raras, una barra circular en el medio que de vez en cuando se ilumina con luces rojas y una pista de baile llena de gente y muchos focos que transmiten formas de colores.
 Zayn y las bailarinas no dudan en adentrarse entre toda esa gente y bailar como si quisiesen bajar dos tallas en esa misma noche. Liam y Dani se pierden entre todos intentado encontrar un sitio tranquilo, aunque parece imposible en una discoteca tan marchosa. Niall venía con la idea de no acabar como la última vez que salieron de fiesta: con Marina mal y él aún peor, pero se sorprende al ver que su chica se dirige directamente a la barra y pide algo que no logra oír. Harry hace exactamente lo mismo justo al lado de Marina y sonriéndose, se dedican el primer trago. Es como si se acabasen de leer la mente: ambos quieren acabar con todo, olvidar el "casi beso" y hasta olvidar por completo el beso de hace..¿Cuánto tiempo? Los calculos no les salen a ninguno de los dos. Eso significa que el rato que llevan bebiendo funciona.
-¡Eh, ahí está Niall! ¡Anda, rubio, vente a bailar!- Dice Cristina, que ya va a un poco mareada. Como Niall también ha bebido bastante se anima y se va con ella y Zayn, que le espera a pocos metros.
Al poco tiempo Elena aparece al lado de Marina y le pide que se vaya con ella a bailar. Mantiene su mirada con Harry varios segundos más antes de decirle que sí y de su mano y posando de manera idiota para sus fotos, se adentran entre los pasos de baile de los demás que hay allí.
Harry se queda mirándola mientras dice "no" con la cabeza. Pega un puñetazo en la barra y apoya sus brazos mientras entrelaza los dedos en su larga melena. Louis aparece a su lado y le pilla por sorpresa.
-¿Dónde estabas?
-Observándote. Tío, déjalo ya, por favor- Le quita el vaso de la mano- Estás al borde del coma etílico. Los ojos azules de Louis se curvan levemente mostrando preocupación. Harry no intenta volver a coger el vaso y además acepta la mano que Louis le tiende. La aprieta con fuerza.
-Salgamos de aquí. Vamos a un sitio más tranquilo. Necesitas desahogarte con alguien.
Harry saca media sonrisa mientras le mira.
-Más bien, necesito estar solo y despejarme un poco. Gracias Louis. Gracias por todo.
Éste sonríe y le deja ir mientras pide algo en la barra." A veces es mejor dejar a alguien solo para que aclare sus ideas", piensa.

Harry deambula por la discoteca con un vaso de tubo en la mano muy cargado, tanto que con un solo sorbo ya estás mareado. Él lleva ya medio vaso, así que va más que mal. No ve bien los colores, no distingue entre si conoce a  las que bailan a su alrededor o no , no oye lo que le dicen, no sabe dónde está, no reconoce a los que le hablan y contesta "sí, sí" o se ríe de todo. Podrían estar amenazándole de muerte, que él se reiría como si hubiese fumado la más fuerte de las drogas. Bueno, se ha enamorado. Eso cuenta, ¿no?
De repente se choca con una chica que parecía venir hacia él. Achica los ojos todo lo posible para enfocar la imagen y saber quién es, pero nada de nada. Parece tener el pelo rubio. Se ríe con voz chillona y nota su calor cuando se pega a bailar cerca de él. Su aliento huele a puro alcohol. Por un momento piensa que es Elena, pero esa voz para nada es la suya. Cuando menos se lo espera, la chica coge la mano con la que sujeta el vaso y tira de ella haciendo que lo poco que quedaba de bebida caiga a la pista. Pone su mano justo en el trasero de ella y sin pensarlo más le muerde el labio con fuerza. Ahora le besa fuerte, tanto que siente dolor en sus labios. Aunque no es más grave que el dolor que siente por Marina. Marina. Marina. Siempre Marina. Desde que la conoció, Marina. Sufriendo por Marina. Pues ya está hasta los cojones de Marina. Ahora tiene a una chica comiéndole la boca y, ¿por qué no decirlo? Él se la está comiendo a ella. Ahora la chica le coge la otra mano y le empuja más aún, poniéndola sobre el culo también. Poco a poco su boca a base de mordiscos y besos baja hasta su cuello y se detiene ahí mientras absorve su aroma respirando bien fuerte.
"¿Ves esto, Marina? Una chica me está llenando el cuello de chupetones"
Ahora la misteriosa chica lleva sus manos al pelo y le despeina de manera desenfrenada mientras vuelve a sus labios respirando en ellos con la boca abierta.
"¿Ves esto, Marina? Una chica me está tocando el pelo de la misma manera que tu lo haces"
Finalmente va a lo que le interesa y deja de revolver su pelo para arrancar de un solo tirón varios botones de la camisa azul de Harry. Mete sus manos por ahí y recorre cada uno de sus músculos y tatuajes con unas uñas afiladas que le hacen cosquillas.
"¿Ves esto, Marina? Una chica me está tocando como si quisiera tomarme aquí mismo"
Y como es eso lo ella que pretende, se abalanza sobre él y a empujones le saca de allí. Harry tira el vaso por los aires y agarra con fuerza el culo de esa desconocida mientras impulsa la lengua dentro de su boca. Entre beso, caricia y gemido con ganas de ser orgasmo, entran en una habitación llena de botellas vacías y cosas de mantenimiento de la discoteca que inexplicablemente está abierta.
La extraña le quita la camisa a Harry en cuestión de segundos y la tira al suelo mientras con la palma de sus manos le acaricia con deseo. Él coge su camiseta y hace que vuele por los aires antes de hacer lo mismo con el sujetador, aunque no consigue ver muy bien los pechos que tiene delante porque solo entra una débil luz por la rendija de la puerta.
"¿Ves esto, Marina? Voy a follarme a una chica porque ya te he olvidado"
Ahora ella se baja la falda y directamente también las bragas, dejando ambas cosas en el polvoriento suelo. Se lanza a los pantalones de Harry y los baja con fuerza empujando tanto hacia abajo que casi le tira a él también, haciendo una pausa antes de bajarle los boxers posando su cuerpo totalmente desnudo sobre su torso . Un escalofrío recorre su espina dorsal y se estremece al sentir los pezones de la chica sobre sus pectorales y todo lo demás en las partes bajas. Se pega aún más a él hasta que llega a su oreja.
-Hazme de todo, ricitos.- Le susurra, pero tal es su dolor de cabeza que ha parecido un grito.
Ricitos.
Eso es lo que solía decirle Marina cuando se saludaban en Londres, a parte de tocarle el pelo tal y como la chica ha hecho hace un rato, pero con más suavidad y cariño. Con el cariño y amor que se ha creado entre ellos en estos meses.
Un vago recuerdo le viene a la cabeza. Están esperando a Marina y a Danielle para ir a... ¿ a dónde? No lo recuerda. El caso es que están en la furgoneta, esperando. Él está fuera para llamar su atención al verlas. Cuando llegaron, Marina, como siempre, le tocó el pelo y le dijo "ricitos". En aquellos meses de frío invierno estaba empezando a gustarle. Y ahora intentaba olvidarla con una chica cualquiera en una discoteca perdida en los barrios más ricos de Madrid.
"¿Ves esto, Marina? Soy un gilipollas intentado reemplazarte en una noche con una guarra"
Justo cuando Harry vuelve de su recuerdo, la chica le baja los calzoncillos y se la agarra con ansia y una sonrisa pícara en su rostro. En seguida Harry la empuja y al estar de cuclillas cae al suelo con un pequeño grito.
-¿Eh, dónde vas?- Dice ella, con un tono totalmente serio y voz aún más chillona.
-Déjame.- Le contesta, mientras se pone de nuevo la ropa.
-¡No vas a dejarme así, ni de coña! ¡Ni se te ocurra salir por esa pue...!
Mientras Harry abandona la habitación, a la chica le pasa factura la borrachera y las palabras se ahogan en su vómito.


Si antes se sentía idiota, ahora está peor aún. Ha intentado sustituir su amor por Marina por una noche de sexo y no ha funcionado. Pero no es eso lo que más rabia le da, si no haberlo intentado. ¿La solución a un amor imposible es un rato de placer? No, para nada.
-Styles, te estás descontrolando. Lo fácil es dejarla en paz y ser su amigo, pero no, tu siempre tienes que ir a más- Se dice a él mismo.
Ahora se encuentra sentado en el suelo de los servicios de hombre junto a los lavabos y un gran espejo que ocupa  la mitad de una pared. Se ha echado agua helada a la cara para intentar frenar su mareo y se ha quedado así varios minutos, pero al no ser capaz de mirar su reflejo a acabado cogiéndose las  rodillas sobre el suelo de baldosas blancas.
-Aprende a manejar tus errores, idiota.- Sigue reprochándose lo que ha estado a punto de hacer a sí mismo mientras la imagen de Marina no se va de su cabeza ni un puto segundo. ¿El alcohol hace olvidar? Y una mierda, el alcohol hace que no sepa quién eres ni lo que haces, pero encima te trae lo peor a tu cabeza mientras intentas eliminarlo sonriéndole a la música repetitiva de la pista.
Súbitamente la puerta da un golpe en la pared. Montada en unos altos tacones y llevando un vestido de escándalo aparece Cristina. Esta noche va preciosa porque quiere pasarlo bien y vivir la fiesta, al igual que todos. Aunque claro, a veces no sale bien para cada uno.
-Ups, creo que me he equivocado de baño...- Tras decir eso apoyada al pomo de la puerta, sonríe y poco a poco su risa tiene más y más volumen. Se nota que va muy borracha, pero le está sentando bien.
-Eh, se dice "hola", ¿no?- Le espeta mientras sonríe, entrando al baño tambaleándose de un lado para otro.
-Hola, Cris- Le contesta con un gesto imitando a una sonrisa.
-Eh, eh, eh, ¿y esos ojos rojos? ¿No habrán salido lágrimas por ahí?- Ahora pone cara de preocupación exagerada, haciendo que él sonría un poco más. Se sienta casi cayendo de golpe y mientras aún le quedan carcajadas, se acurruca a su lado.
-¿Has estado llorando?
-Sí.
-¿Por qué?
-Por que soy un gilipollas.
-Todos somos un poco gilipollas.- Razona ella.
-Pero yo me llevo el primer premio.
-Voy a serte sincera, ¿vale? Vale.- Se ríe del hecho de haber contestado su propia pregunta.- No estoy en condiciones de escucharte porque de un momento a otro voy a desmayarme y a olvidar todo lo que he hecho hoy, pero quiero decirte de todas formas que...-Se acomoda mejor para poder observarle detenidamente- ¿Pero tu te has mirado en un espejo? Eres jodídamente perfecto. Tienes unos ojazos verdes increíbles, un pelo de anuncio de la tele,  un cuerpo de modelo profesional... Y tu voz, ¿has oído tu voz? Tu puta voz es la de un ángel. Así que te pase lo que te pase o hayas hecho lo que hayas hecho, recuerda que eres una persona genial. Además, eres muy majo por estar aquí escuchando las gilipolleces de una borracha sin rumbo en esta noche.
Harry ahora no sonríe, si no que saca toda una carcajada que le hacía mucha falta sentir. Definitivamente, está mucho mejor. Cris ha conseguido animarle algo, aunque sea un poco.
-Gracias Cristina, eres un cielo- Le coge la cara y le da un cálido beso en la frente.
-Mírate. Si es que eres un amor- Suspira por un momento- Ahora voy a mear, que si no reviento. ¿Me ayudas a levantarme?- A Harry le resulta muy cómico que esta chica tan guapa esté mostrando tanta transparencia en sus palabras.
-¿Me lo pides a mi, que estoy peor que tu?
Sonríe y se levanta a duras penas. Decide quitarse los tacones y caminar hacia el baño de mujeres descalza y con expresión de alivio.
-¡Anda, mira que espejo más grande para que veas lo perfecto que eres!- Dice, mientras riendo sale por la puerta.
Pasan unos minutos de silencio hasta que Harry decide hacerle caso a Cristina y echarse un vistazo en el espejo. Se sonríe a si mismo y susurra "No es para tanto, Styles. Todo irá bien" mientras sale de allí con el pensamiento de que la naturalidad de Cris y la compresión de sus palabras le han ayudado bastante esta noche.



Hay gente, muchísima gente a mi alrededor. La música está tan alta y yo estoy tan borracha que parece que los altavoces están dentro de mi cabeza. La única persona que logro reconocer al cabo del rato es a una de las bailarinas: Vito, que dice mi nombre y varias cosas más, pero  hasta que  me sacude bien fuerte cogiéndome de los hombros no me entero de lo que de verdad me está explicando.
-¡Marina, joder, escúchame! ¡Niall te está buscando fuera de la pista!
-Vito...
-¿Qué?
-Vito...
-¡¿Qué!?
No logro vocalizar ninguna otra palabra. Su imagen se va de mi cabeza cada cierto tiempo, haciendo que solo pueda ver los grandes focos de luz en forma de flashes. De vez en cuando oigo mi nombre, noto sus manos cogiendo mi cara o algún que otro tirón. Seguramente me está sacando de la pista, pero estoy medio inconsciente y no sé ni lo que hago. Ni siquiera estoy segura de que esa fuese Vito, lo veo todo tan confuso... Como si estuviese en un sueño.
Me he pasado bebiendo, lo sé, pero ese era mi objetivo hoy. Beber hasta reventar, hasta solo decir cosas inútiles o perder el sentido de la orientación. Aunque, bueno, ese no era el verdadero objetivo. En realidad lo que yo quería era olvidarme de Harry. ¿Lo he conseguido? Llevo un buen rato sin pensar en él, más bien, sin pensar en nada por que no sé ni dónde estoy. El último recuerdo claro que tengo es el de mi prima Elena sacándome a bailar y esa mirada que decía "adiós" para él. Justo después de irme yo, pude ver como pegaba un puñetazo en la mesa mientras Louis aparecía de entre varios grupos de gente y le decía algo. Ya llevábamos un buen rato tragando todo lo que se nos ponía por delante. ¿Habrá conseguido olvidar él también? ¿Dónde estará ahora? Quizás lo he tenido bailando a mi lado y no me he dado ni cuenta. ¿Finalmente, habrá llorado? ¿Estará Louis animándole? Eso debería estar haciéndolo yo.
Un tirón de brazo hace que me maree y caiga al suelo. Noto el peso de todo mi cuerpo cayendo lentamente. Unas manos me sujetan por las asilas y hacen que vuelva a estar de pie. Como un recién nacido, empiezo a andar torpe y lentamente. ¿Vito sigue aquí, conmigo? ¿Es la persona que me está ayudando?
¿Y Harry? ¿Dónde coño está Harry? ¿Por qué soy tan gilipollas y he preferido olvidar la situación a animarle? Lo que está claro es que no le he olvidado. Para nada. Es más, lo he tenido presente todo el rato, aunque sea en un débil recuerdo, porque es la razón por la que quería acabar así esta noche. Eso tampoco es verdad: así, no. El caso es que sigo teniendo la misma duda. ¿Dónde está? ¿Por qué soy tan gilipollas?
 ¿Por qué no estoy a su lado diciéndole que es una de las mejores personas de este mundo y no se merece sufrir por una estúpida como yo?
Otro empujón hace que caiga sobre algo, sobre alguien más bien. Noto varios gritos a mi alrededor y otro empujón más. Es como si un huracán de gente revoloteara a mi alrededor y la música fuesen bombas destrozando mi cabeza. Los gritos se meten aún más dentro de mi. ¡Basta, joder, parad ya! ¡¿Quién coño sois!? ¿¡Qué queréis!? ¡Salid me mi, solo soy una puta asquerosa de mierda que va haciendo daño a su amigo y luego no hace nada por animarle!
¿Harry, dónde estás? Por favor, ven. Eres el mejor. No permitas que tus hermosos ojos verdes se humedezcan por alguien como yo...
Al fin, veo algo claro. Niall. ¡Es Niall! Susurra mi nombre mientras aparta el pelo de mi cara y lo posa detrás de mis orejas o en mi espalda. Sonríe al ver que reacciono, que le sonrío también. Levanto mis manos y lentamente las pongo sobre sus redondos mofletes. Están ardiendo y completamente rojos.
-Niall...- Consigo decir.
-Marina, chiquitaja, ¿Cómo estás?
En vez de contestar sonrío aún más. Su mirada me tranquiliza, me saca las voces de mi cabeza, la música, las bombas y las interminables preguntas sobre Harry.
-Los dos estamos muy borrachos...- Ahora se ríe, pero en seguida cierra los ojos porque le da un leve mareo.- Dime, ¿estás bi..?
No logro oír nada más. Mi vista se nubla y ya no veo nada. Solo siento el golpe de mis rodillas raspándose en el suelo y mi cabeza cayendo sin freno hacia delante.
Me desmayo y ahí acaba mi noche.




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