domingo, 15 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 17.

Llega un momento en el que la mente de Dani se queda totalmente en blanco. Todas las conversaciones interiores que había tenido con ella misma, imaginando miles de reacciones posibles de Liam, han desaparecido dejando solo miedo. Un estúpido miedo que no tenía que estar ahí pero parece tener muchas razones para quedarse.
Tras despedirse de todos y quedarse en completa soledad, Liam y ella se van hacia la habitación. Mientras que Dani no tiene nada en la cabeza, en la mente de Liam hay mucho, pero sobre todo nervios por lo cerca que está el concierto. Siempre hay algo de emoción e ilusión aunque ésto ya sea parte de su rutina.
Se quedan en silencio hasta que entran en el ascensor y Liam empieza a hablar sobre el concierto, pero la mente de Dani parece estar cerrada también a todo lo que hay a su alrededor y ella no puede hacer otra cosa que no sea perder su mirada en el rostro de Liam mientras asiente de vez en cuando. Reza por encontrar la fuerza que le hace falta para hablar mientras le ignora, no pudiendo hacer otra cosa.
Nunca se ha sentido tan débil, y es un sentimiento extraño. Esta ahí, de pie, con las manos posadas a los lados y los pies ligeramente separados, pero en realidad cree estar totalmente hundida en el suelo del ascensor, cayendo bajo. 
-¿Dani...?
No pasa mucho tiempo hasta que Liam se da cuenta de que se encuentra ausente. Deja de hablar esperando una respuesta de su chica, aunque sea un simple "me encuentro mal" de esos ya poco convincentes. Pero cuando ve que no habla, que ni siquiera hace el intento de mover los labios, se percata de que algo está mal. Todo está mal. 
-Dani...
Ella, mientras, le mira. No puede hacer otra cosa. Lo que siente por él es grande, es muy grande. Nunca ha sentido la necesidad del calor de alguien cerca cada puto segundo que le ve excepto con él. Ni siquiera sintió tal necesidad con Josh. Él es diferente. La cuida, la protege y la quiere como nadie lo ha hecho. Pero el lado oscuro de su mente la ha tomado por completo haciéndole pensar que esta vez no será así, que Liam cambiará y su dulzura se convertirá en decepción, o en enfado, en cualquier sentimiento que la haga hundirse aun más, que destroce lo poco que queda de ella.
Liam da un paso. Eso la hace despertar y por fin consigue moverse. Se pone más rígida y dirige su mirada lentamente hacia los pies de Liam, que se mueven despacio. Liam la mira intentando comunicarse con ella a través de una sonrisa.
Entonces, Dani vuelve. Vuelve a sentirse a ella misma cuando el calor del contacto de la mano de Liam con la suya la atrapa por completo. Consigue respirar más aceleradamente ante el sencillo gesto que han repetido mil veces, pero que nunca había necesitado tanto cómo ahora. Se acerca a él hasta quedar pegados a punto de encontrarse del todo, pero el ascensor se abre.
Se apresuran a salir aún de la mano. Liam puede notar lo débil que está solo con agarrar su pequeña mano y tirar de ella hacia la habitación. Teme que Dani vuelva a derrumbarse, así que mete las llaves y entran todo lo rápido posible, cerrando la puerta de golpe y volviendo a coger su mano y poner su cara a la altura de los labios. Se da cuenta de que aún no la ha perdido cuando es ella la que le besa.
No es un beso de esos con ganas, desenfrenados y locos. Es un beso lento con media sonrisa en sus rostros y las manos dándose calor. Se quedan un rato así hasta que Liam levanta su brazo para apoyar la cabeza de Dani sobre su pecho. Dani oye su corazón palpitar y el temblor que se produce cuando él habla.
-Cuéntame qué te pasa. Pero cuéntame qué te pasa de verdad.
Aunque la frase parece presionarla, el tono con el que Liam la ha dicho lo que consigue es que ella tome las fuerzas que necesitaba. Poniendo sus manos alrededor de su torso, respira hondo e intentando retener sus lágrimas, susurra:
-Estoy embarazada




A partir de esa frase no ha habido ninguna más. Solo las lágrimas de Dani, que han ido aumentando progresivamente al ver que Liam no decía ni hacía nada. Es como si ese sentimiento de ser totalmente débil hubiese pasado de estar en Dani a estar en Liam a través de sus palabras. Los brazos de Liam caen ligeramente en la espalda de Dani sin llegar a deshacer el abrazo, quedándose ahí. Sus ojos marrones mirando al frente y su cuerpo totalmente quieto. Parecería muerto si no fuese por el fuerte latido de su corazón, el cuál llega a poner nerviosa a Dani. Es un estado de shock total. Ella llora, solo llora, mientras, por el contrario, le abraza más fuerte aún.
-Liam, por favor, dí algo. Lo que sea.
Pero él no contesta.
-Liam...
Los brazos de Dani ahora le sueltan de golpe. Se separa de él para mirarle fijamente. Le coge de la cara para obligar a sus ojos encontrarse con los suyos.
-Habla, por favor, necesito que me digas algo.
El llanto de Dani se para de golpe cuando en el rostro de Liam aparece una sonrisa. Una sonrisa que aumenta poco a poco, que desconcierta y a la vez calma a Dani.
-¿Por qué lloras?- Dice, finalmente mostrando su voz tras tanto rato.
Dani se seca las lágrimas con el puño de su camiseta y se deja envolver por la relajante voz de Liam.
-¿Que por qué lloro...?
-Es una noticia maravillosa. No tienes por qué llorar.
Tras dejar caer esa frase, agarra a Dani por la cintura y hace que se monte sobre él mientras ella deja caer las piernas cruzadas en su espalda. Dani se agarra a su cuello intentando no caerse mientras Liam le besa ahora más rápido y más fuerte. La última vez que la cogió así fue cuando se dieron cuenta de que se querían y de que se necesitaban el uno al otro, aquella noche de Navidad en la casa de Londres de los chicos....
Dani deja caer un suspiro que se lleva toda la tensión que había dentro de ella. Levanta levemente la cabeza hasta quedar frente a frente con Liam, observando el color avellana de sus ojos. Se llama estúpida y más cosas a sí misma recordando al Liam enfadado o decepcionado que pensaba que iba a aparecer cuando ese Liam, para ella, no existe. Para ella solo hay amor.
-¿Quieres tenerlo?
-Quiero tenerlo.- Afirma él con una sonrisa.
-Liam, ¿estás seguro?
-Sé que es difícil. Sé todo lo que viene ahora. Nuestros padres, la prensa, la vida que llevo, que le puede perjudicar... Pero Dani, es nuestro bebé, y no puedo considerarlo un error sabiendo que lo hemos hecho con amor.
Dani se baja de Liam y respira despacio, calmándose tras haberse quitado el peso de algo tan fuerte dentro de ella. Intenta volver a la normalidad mientras se aparta el pelo del rostro y se limpia las lágrimas restantes.
-Liam.
-¿Qué?
-Y si...
Ahora se encuentra con el valor suficiente como para decir la segunda parte de la noticia.
-¿Y si yo no quiero tenerlo?- Al fin termina la frase, intentando alejar los nervios que vienen con ella.
No se esperaba la reacción de Liam de bajar la mirada y dirigirse a la cama, cayendo rendido sobre ella.
-Ahí sí que estoy confundido.- Respira muy hondo.-¿Por qué no quieres tenerlo?
Dani cruza la habitación hacia la cama y se sienta a su lado, observando como deja caer los párpados sobre sus ojos. Ahora la conversación fluye más rápido, sin esa angustia que les abarcaba a los dos al principio.
-Por lo que tu has dicho y más. Por todo, en general. No veo que sea el momento ni el lugar estemos dónde estemos cuando de a luz, ni nada. No me veo preparada para ser madre.- Dice, repitiendo esa dura frase que tuvo que decir ante Marina esta mañana.
Liam se sienta y se coloca junto a Dani. Ella apoya su cabeza sobre el hombro de él, cerrando los ojos, sintiendo su olor. Liam vuelve a buscar sus manos para agarrarlas con fuerza.
-Son razones más que suficientes, pero imagina tenerlo. Sería bonito... y no sé, Dani, tengo la ilusión aquí dentro, algo me lo dice,  tenemos facilidades para que crezca perfectamente, y sería nuestro... Tuyo y mío, ¿entiendes?
-Entiendo. Pero... ¿me entiendes tu a mi?
Liam baja su mirada. La ve apoyada sobre el hombro, agarrando con fuerza sus manos, el largo pelo rizado cayendo sobre las piernas de él y sus ojos cerrados intentando asimilar lo que está pasando. Esto la está destrozando, no se imagina ser madre, no se imagina algo tan fuerte, así, de golpe. Dani es débil.
-Vamos a pensarlo durante unos días, ¿vale?- Dice Liam, haciendo que ella levante su mirada hacia él. Le relaja que sonría antes de contestar.
-Vale.






Día 1 de Julio, 13 días desde que dejamos la estancia en hoteles para adentrarnos en Estados Unidos yendo de un sitio a otro en autobús. Ha sido un cambio muy radical este de dormir en una cómoda y lujosa habitación a un autobús, aunque los autobuses del tour tienen muchísimos lujos y comodidades también. Además, ha sido más divertido estar con Dani y con las bailarinas, aunque claramente ha habido piques e indirectas bien claras, pero, ¿qué es la vida sin dramas? En verdad me lo estoy pasando bien.
Uno de mis grandes sueños, como ya dije, era ir a Estados Unidos, y ahora estoy de gira por distintos sitios como Miami, Louisville, Filadelfia o Washington D.C. Es increíble que yo esté viendo tantas cosas y viviendo tantas experiencias, yo, que aspiraba como mucho a vivir en Málaga mientras dejaba lo de escribir como un simple hobby. Aunque la ciudad de mis sueños es Nueva York y esta vez no vamos a pasar por ella, y aunque vamos tan rápido que a veces no puedo visitar todo lo que quiero, sé que tendré otras oportunidades para volver.
 En estos días me he dado cuenta de algo que ya sabía, pero que nunca pensaba que se vivía con tanta intensidad: la vida de los chicos.
La vida de los chicos no es para nada tan fácil como se ve desde fuera, como la vemos las fans o el mundo en general. Desde que entramos en el periodo de tiempo de conciertos en Estados Unidos me he dado cuenta de lo duro que es tener que pasarse los días ensayando para un par de horas por la noche a las cuales no sé cómo llegan con fuerzas. Es verdad que se lo pasan bien, que disfrutan y que aman lo que hacen, pero hay veces que les observo detenidamente y me doy cuenta de que no pueden más. A eso hay que sumarle la presión de que están grabando su nuevo disco, y mientras que yo duermo ellos van a grabar a otro de los autobuses que nos acompañan, durmiendo por turnos. Hay mañanas en las que me levanto y les veo a los 5 con ojeras, caras pálidas y bostezos uno seguido de otro y me dan ganas de arroparles y dejarles dormir por una semana entera.
Una noche, solo por curiosidad, me fui al autobús dónde graban y me senté en una esquina observando cómo lo hacían. Solo me dio tiempo a ver a Zayn y a Louis, porque eran las 4 de la mañana y caí rendida sobre los brazos de Paul, que me llevó de vuelta a mi autobús.
Los conciertos están siendo increíbles. Nunca sabes qué te vas a encontrar, por muchos que veas, porque las tonterías y las ocurrencias que tienen pueden mezclarse en todos ellos haciendo que sean diferentes en cada sitio. Además, esa sensación de vivirlos como si fuesen la primera vez no se va, incluso ahora que tenemos concierto cada noche. Es la misma sensación de emoción que siento cuándo organizo cosas para realizar mi promesa de hacer que muchas Directioners conozcan a los chicos. El plan va bien, excepto por algunas veces que los jefes han intentado acorralarme para sonsacarme de dónde salen tantas "casualidades", pero he conseguido escaparme con la ayuda de los chicos, sobre todo con la ayuda de Zayn, quién se ha volcado en el tema por completo.
Tras varios días, Sofía y Raquel encontraron un hueco para quedar con nosotras y contarnos cómo mi móvil acabó en las manos de Frai para después escribirme esa nota amenazadora. Se quedaron algo sorprendidas cuando se enteraron de que ahora Niall va a ayudarnos, ya que se lo tuve que contar todo porque cuando la nota llegó él estaba conmigo.
Aún le cuesta resumir en su cabeza todo lo que le conté. De repente, llega su novia y le cuenta que está siendo amenazada por una de las bailarinas por defender a su prima e intentar que la relación de uno de sus mejores amigos no acabe destrozada. También está el hecho de que Elena se haya acostado con él y él no se acuerde de nada. Ah, y sin olvidarnos de la noche de las rocas en la playa.
Pensaba que al contárselo acabaría decepcionado porque le estaba ocultando algo demasiado grande, pero me dijo que entendía que lo llevase en secreto y que no me dejaría en paz mientras que Frai me amenazase, que estaría detrás de mi siempre. Es demasiado bueno conmigo.
A parte de eso, también están las llamadas de entrevistas y shows, no solo para ellos, algunas también para mi por eso de ser escritora, lo cuál sigue subiendo, con lentitud, pero ahí está.
Ah, y no nos olvidemos de Liam, que me ha demostrado una vez más que es una de las mejores personas que he conocido y que voy a conocer nunca. Me parece increíble que quiera tener el niño sabiendo que podría destrozar todo lo que tiene y su carrera musical. Eso significa que quiere a Dani de verdad, y que quiere al bebé muchísimo, aunque es la principal causa de sus futuros problemas...si deciden tenerlo, porque Dani sigue sin querer. Niall y yo somos las únicas personas que lo sabemos, así que están todo el día llamándonos a escondidas para que les demos nuestras opiniones sobre el caso, la cuales siguen confusas. Les entiendo a los dos, pero es algo tan complicado...El caso es que tienen que tomar una decisión ya.
Por lo demás todo sigue igual: mi prima y Cris me llaman para preguntar cómo va todo, Frai nos amenaza con notas y mensajes, los cuales ya están dejando de producir esa sensación de incertidumbre que daban antes, conciertos, entrevistas, proyectos del nuevo álbum...


Y volviendo al día de hoy...
 Oh dios mío, el día de hoy.
Solo de pensarlo...
El puto día de hoy, este día que lleva apoderándose de todo mi ser incluso antes de saber que sería el definitivo.

Esta noche Niall me lleva al sitio especial.


El concierto ha llegado a su fin hace ya media hora. El estadio se está vaciando poco a poco de las miles de personas que han disfrutado de él  y ahora desearían quedarse para siempre sintiendo el ambiente de haber vivido el mejor día de sus vidas. Solo unos cuantos grupos de chicas que se niegan a despertarse de su sueño permanecen dando vueltas en la pista o en sus asientos hasta que llegan varios guardias de seguridad a echarlas de allí. Otras, por el contrario, lo primero que han hecho es salir de allí a toda prisa con la esperanza de pillar a los chicos a la salida.
El estadio se queda totalmente vacío exceptuando algunas bailarinas tumbadas en el suelo del escenario, respirando y cogiendo toda la cantidad de aire que pueden  para recuperarse del gran espectáculo, los guardias que han echado a las chicas, Dani y yo. Al fin vemos salir a Harry, que se acerca a las bailarinas para felicitarlas por lo bien que lo han hecho hoy y se queda un rato charlando con ellas. Tras él aparece Zayn, que se sienta con él, y Louis, riéndose de sus caras enrojecidas y sudorosas.
-Joder Marina, deja de temblar.- Dice Dani de repente, sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué?
-Mírate las manos... Cálmate, por favor. Va a ser genial, ya verás.
-Pero es que... Sé que va a ser genial, pero...- Me apoyo en una de las vallas que separan el escenario de las primeras filas, respirando hondo. El intenso concierto lleno de gritos y emoción no ha ayudado a apaciguar los nervios.
-Pero nada.
-Es mi primera vez. Sé que suena muy cursi, muy de revista de adolescentes que dan consejos inútiles sobre ello, pero es así...
Dani no puede evitar reírse a carcajadas de mí llamando la atención de los que están arriba. Siguen a lo suyo mientras ella se calma.
-Aquí la que te va a dar consejos soy yo. Relájate. Niall te quiere mucho y sea cual sea el sitio especial, todo irá perfecto. ¡Ah! Y que no se te olvide...
La veo rebuscar entre los bolsillos de sus vaqueros y saca tres preservativos. Me quedo algo parada ante la idea tan temprana de lo que voy a hacer mientras ella me sujeta la mano y los tiende sobre la palma.
- Date la vuelta.- Me ordena, cogiéndome de los hombros para obligar a mi cuerpo a mirar hacia el escenario. Veo salir a Niall y de repente los nervios se multiplican haciéndose un nudo en la garganta. Ni siquiera puedo moverme sin que Dani lo haga empujándome hacia el escenario.
En cuanto me ve, corre hacia mi y me tiende la mano para escalar hasta llegar a su altura. Una vez arriba, Dani me llama.
-¡Eh!
La miro una última vez antes de marcharme.
-Utilízalos.- Dice, tocándose la tripa.



Me encuentro sentada enfrente de uno de los armarios del autobús dónde las bailarinas, Dani y yo guardamos la ropa, totalmente atacada por los nervios. No puedo dejar de comer de todo siendo marioneta de mi ansiedad, vaciando la nevera que tenía comida para dos semanas y ahora solo tiene para dos o tres días. El estrés llega a mi mente con aún más fuerza cuando recuerdo que Niall seguro que ya se ha cambiado y debe estar esperándome fuera. Sabía que el día de hoy era el definitivo: se terminaría el concierto, nos cambiaríamos de ropa y nos dirigiríamos al jet para volar a ese sitio especial del cual no tengo ni idea de lo que puede ser, así que no sé qué ponerme. Al llegar será 2 de Julio: el día en el que la gente que Niall ha contratado debe terminar de hacer lo que sea que estén haciendo para dejarlo todo perfecto.
Tengo muchas dudas sobre lo que puede ser, pero ahora mismo sobretodo me preocupa qué ropa llevar. ¿Algo elegante? No, Niall no es de ir a restaurantes pijos ni nada de eso... Y espero que no lo sea nunca, no disfruto en sitios así. Pero... ¡tampoco me voy a poner un chándal! De todas formas no tengo ninguno, los odio. ¿Entonces? Unos vaqueros...¿y hará frío o calor?
Al final opto por ponerme unos tacones no muy altos, una camisa blanca que queda semi-abierta y muestra un top negro y unos jeans oscuros. Me peino dejándome el pelo al natural y me pongo algo de maquillaje.
Salgo del autobús y veo a Niall dando cortos paseos mientras me espera.
-Niall...
Empiezo a reírme cuando veo cómo se ha presentado. Lleva un pantalón gris holgado, una sudadera verde con algunas letras oscuras en ella, un beanie color beige y sus clásicas Nike altas.
-¿Qué?- Dice riéndose, adivinando que tengo ganas de lanzarme a pegarle tras todo este tiempo decidiendo qué ponerme para terminar escogiendo algo erróneo.
-Ahora vuelvo...- Contesto, aumentando mis carcajadas al entrar hacia el autobús de nuevo.
Me desnudo a toda prisa para volver a vestirme con una camiseta muy ancha, una chaqueta, unos vaqueros y unas Converse. Me quito el maquillaje, cojo mi móvil, el cargador y dinero por si acaso, guardo todo lo demás y salgo del autobús observando cómo él sigue riéndose de mi.
Nos dirigimos a la furgoneta, la cual nos han cedido los chicos sin problemas, ya que volveremos antes de que ellos se hayan movido de aquí. No sé a dónde coño vamos en plena noche y teniendo que volver antes de mañana al medio día.
Me percato de lo poco que abriga mi chaqueta en la fría y cerrada noche. Conforme camino me abrazo a mi misma esperando calmar el frío que tengo, pero paso de volver al autobús a por otra chaqueta ahora que por fin nos vamos. Niall me echa un brazo por encima e intenta transmitirme calor antes de montarnos en la furgoneta.


El aeropuerto no está muy lejos, así que tardamos más en pasar hacia donde está aparcado el jet que en llegar. Me da la mano para subir por las escaleras y saludamos alegres a Max, el piloto, antes de sentarnos y relajarnos ahí del todo.
Niall se dirige a la mini nevera que hay allí y arrasa con toda la comida, poniéndola encima de la mesa que tenemos entre su asiento y el mío con intención de comérselo todo.
-¡No me mires así! ¡Aún no he cenado!- Dice, mientras yo observo con media sonrisa como empieza a atacar a la comida como si no tuviese dinero de sobra para comprarse más.- ¿Quieres algo?
-No, no me apetece-Contesto, acordándome del atracón de comida que me he dado hace un rato en el autobús- Solo dame la Coca Cola.- Digo, arrebatando la botella que se había preparado él.
-Pues te coges una, en la nevera hay de sobra.- Me la vuelve a quitar de las manos cuando estaba a punto de abrirla, pero vuelvo al ataque haciendo que casi se le caiga de las manos.
En mitad de nuestra estúpida pelea el avión empieza a despegar, por lo que nos agarramos a nuestros asientos ante el constante movimiento. Al rato, cuando se pasa, Max nos pide perdón por los altavoces por no haber avisado.
-Bueno, ha servido para quedarme con la Coca Cola.
Le miro desafiante cruzándome de brazos.
-Necesito cafeína para no dormirme.
-¿Pero por qué no vas a por otra?
-Qué pereza...- Digo, estirándome exageradamente mientras mantengo mi mirada sobre él, que se levanta a por otra. Se queda con la que ha cogido y me da la botella por la que estábamos peleando.
-¡Gané!- Celebro mientras la abro.
-Por mucho que bebas te vas a dormir, el viaje es bien largo.
-Oh... ahí ganas tú. Venga, ¿dónde me llevas?
Se toma un tiempo antes de contestar, sabiendo que lleva teniéndome dudosa muchísimo tiempo y seguiré así hasta que lleguemos a... a dónde sea.
Me cambia de tema y decido seguirle el rollo sabiendo que no me lo va a decir. Tras varias horas hablando de todo un poco, riéndonos y al final comiendo juntos como si llevásemos meses sin probar bocado, dejo caer mi cabeza en el respaldo del asiento, bebiendo Coca Cola en una lucha inútil por vencer al sueño.
-No habrá sorpresa aún, de verdad. Puedes dormir tranquila.- Dice, riéndose de cómo doy pequeñas cabezadas.- Pero espera, espera...
Se levanta apresurado para ir a un armario del que saca una manta enorme de tela muy gorda que más que abrigar parece dar calor. La abarca todo lo que puede con los brazos para dejarla caer en el suelo.
-Levántate un momento.
Me quito de mi asiento y de pie en el pasillo observo cómo lo pone hacia atrás junto con el otro que hay al lado improvisando una cama.
-Túmbate.
Le obedezco acomodándome ahí mientras me arropa con la manta y tras eso me sonríe.
-Eres demasiado bueno conmigo.- Digo, recordando mis pensamientos anteriores.
-Porque te quiero.- Contesta, dejándome sin aliento por un momento. Me elevo un poco hasta llegar a sus labios y le dejo un tierno beso de buenas noches.- ¿No vas a dormir?- Digo, cuando veo que se dirige de nuevo a su asiento.
-No tengo ganas aún. Buenas noches.
-Buenas noches.- Digo, entrando en los sueños con facilidad.



Pocas horas después abro los ojos por culpa de su constante movimiento recogiendo la comida que se dejó en la mesa. Achico los ojos al mirarle.
-¿Te he despertado?
-Sí...- Contesto, volviendo a meterme entre la gruesa manta.
-Bueno, de todas formas es hora de levantarse ya.- Me arrebata la manta de golpe haciéndola una bola para meterla a presión en el armario.- Vamos a aterrizar ya mismo.
-¡Ala, buenos días!- Digo, quejándome de la brusquedad al quitarme la manta. De repente se dirige hacia mi y me sorprende cogiéndome en brazos. Dejo escapar un grito de sorpresa y me deja en el suelo para colocar los asientos.
-Si Paul ve que algo está mal, me mata.- Dice, explicando el motivo de sus prisas.
Me dejo caer en mi asiento aún cansada. Las ganas de seguir durmiendo aumentan aún más al mirar por la ventana y comprobar que aún es de noche.
-¿Cuánto llevamos aquí?- Pregunto.
-Unas cuantas horas...- Contesta, al fin sentándose tras dejarlo todo listo.
Max nos avisa de que vamos a aterrizar y nos ponemos el cinturón. A pesar de que debería sentir algún que otro cosquilleo dentro, esta vez son las dudas las que me atrapan.
-¿Y por qué es de noche todavía?
Niall sonríe. Pero es una sonrisa entre tímida y pícara, con algo de misterio incluido. Mira a su cinturón, supuestamente entretenido en ponérselo.
-Niall....
-Porque...
Al final termina riéndose cubriendo su rostro con ambas manos.
-¡Niall!
Se calma y respira hondo antes de contestarme.
-Porque estamos en una zona horaria diferente.
Abro mis ojos acercándome a él, sorprendida por lo que me ha contestado.
-¿Muy diferente?
-Sí.
-¿Tan lejos hemos volado?
-Es que tu has perdido la noción del tiempo durmiendo.
-Niall, ¿dónde estamos?
Mira por la ventana intentando ignorarme mientras se le escapa la risa. El movimiento del jet hace que me concentre en agarrarme a mi asiento y me olvido de presionarle para que me diga dónde estamos, pero observo todo lo que pasa por la ventana en busca de alguna señal que me lo indique.
Tras unos minutos de solo nubes y oscuridad, observo cómo aterrizamos en la pista de un aeropuerto. Intento observar todo lo que hay sin marearme, pero es difícil, así que cierro los ojos y descanso mi cabeza en el respaldo del asiento.
Cuando los movimientos se calman, abro los ojos y el cercano rostro de Niall me asusta haciendo que empiece a pegarle pequeños y seguidos puñetazos sin fuerza.
-¡No me pegues!- Se queja, y vuelve a darme la mano para salir del avión al igual que ha hecho cuando hemos entrado. Nos despedimos de Max mientras hace bajar la compuerta y las escaleras.

 Aspiro el frío aire que noto entrar directamente a mis pulmones, calmando el ligero mareo que me ha dado.
No paro de mover mi cabeza de un lado a otro mientras busco algo que me haga saber dónde estoy, pero es muy confuso cuando lo único que hay son aviones de muchos países. Uno de Alemania, otro de Italia, de Francia...
Cuando estamos a punto de bajar las escaleras del todo, Niall hace que paremos en el último escalón y salta hacia el suelo, animándome a hacer lo mismo con la mirada. Riéndome le imito y salto con fuerza.
Alzo la vista para mirarle. Parece estar aguantándose la risa al cerrar con fuerza los labios haciendo que sus mofletes de color rosado se pongan totalmente redondos. De repente me abraza pillándome tan desprevenida que no me da tiempo a levantar mis brazos para acompañarle. Se abalanza sobre mí haciéndome dar varios pasos para no caerme hacia atrás y una vez que me tiene bien sujeta, me sube por los aires y empieza a dar vueltas, dejando escapar por completo su risa. Y entonces, lo dice:

-¡Bienvenida a Irlanda!









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