domingo, 29 de diciembre de 2013

CAPÍTULO 19.

Me despierto pero no soy capaz de abrir los ojos ante toda la luz que viene de la parte de la habitación sin pared. Me doy la vuelta y parpadeo varias veces hasta aclarar mi vista para dejar de ver borroso. Observo la ropa tirada en distintas partes de la habitación y dejo caer mi cabeza hacia atrás mordiéndome el labio mientras momentos aleatorios de ayer vienen a mi cabeza.
Aún con los ojos cerrados alargo mi mano hacia el lado donde se supone que debería estar Niall, pero compruebo que no es así al tocar varias veces con la mano abierta en mi lado derecho.
Me inclino hacia delante y miro su lado de la cama vacío para, a continuación, buscarle con la mirada por la habitación. 
Pero de repente un sentimiento de vulnerabilidad se apodera de mi al notar el frío de la mañana correr por mi piel completamente desnuda. En seguida me lanzo hacia delante en busca de la sábana blanca que se encuentra al final de la cama, la mitad de ella en el suelo, y la atraigo hacia mi hasta taparme por completo. No puedo evitar soltar una pequeña risa que suena fuerte en la soledad de la habitación. 
Salgo de la cama con la sábana a modo de vestido y recojo del suelo la camiseta, los pantalones y la ropa interior que tiré ayer. Me lo pongo todo antes de percatarme de que hay alguien en la playa. Sabiendo que estamos completamente solos, solo puede ser él.
Dejo caer la sábana sobre el suelo y me acerco a la arena dejándome llevar por el fuerte olor a mar, la suave pero a la vez pegajosa brisa característica de la costa y la imagen de un Niall libre y lleno de vida que lucha contra las enormes olas producidas por el fuerte viento que se presenta en el día de hoy. Me apoyo en la barra de madera que atraviesa la pared como si se tratase de un balcón y sigo mirándole, sin cansarme de la bonita imagen.
Giro mi cabeza y sonrío al ver la habitación. Es merecedora de una foto, aunque no hace falta, porque esto se quedará para siempre en mi cabeza, será uno de esos recuerdos con complejo de tatuaje. ¿Cómo acabó la ropa por tantos sitios distintos? La puerta que da al salón está abierta y la música sigue sonando tras toda la noche, pero esta vez de forma casi inaudible.
Vuelvo a concentrarme en Niall. Ahora sale del agua y cae sobre la arena con fuerza, cansado tras tanto rato moviéndose de un lado para otro. Decido ir allí echándome la chaqueta que anoche traje por encima, ya que hace mucho frío.
El tacto de la fría arena con mis pies y el  viento corriendo con fuerza me hacen tiritar hasta que, por fin, llego hacia dónde él está. Permanece tumbado con las manos en la nuca, los mechones rubios cayendo mojados sobre sus párpados bajados y el resto de su cuerpo respirando pesadamente mientras que el agua escala por su torso al mismo ritmo. Es como un niño de cara redondita y mofletes rojos, pero a la vez le deseo con pensamientos más oscuros cuando deslizo mi vista por su cuerpo, de músculos algo definidos, cuerpo delgado y piel clara sin llegar a ser pálida. Podría estar mirándole toda la vida.
 Parece no percatarse de mi presencia hasta que hablo:
-¿No tienes frío?- Digo, acompañando la frase con una risa. Ahí están, sus increíbles ojos, de un azul que parece trasmitirme algo diferente cada vez que los miro. No contesta. Simplemente me mira atentamente mientras una sonrisa se le dibuja lentamente. Súbitamente se levanta y en menos de un instante le tengo delante mía. Las gotas de agua recorren su cuerpo de forma frenética, de la misma forma que a mi me gustaría acariciarle ahora mismo.
-¡Hola!- Dice alegre, y adivinando sus intenciones me alejo varios pasos de él inútilmente, ya que no me da tiempo a escaparme de sus brazos. Me trasmite frío con un irónico cálido abrazo.
-¡Que me mojas! ¡Suéltame!
-Ahora vas a saber lo que es estar mojada.- Dice, y pasa lo que me temía. Me opongo a sus pasos, intento escapar de él, pero todo acaba en fracaso. Acabo cayendo sobre la orilla, el agua me atrapa por debajo de la cintura, pero el se encarga de cogerme en brazos e introducirme mar adentro.
No soy capaz de gritarle ninguna frase completa o con sentido, solo palabras sueltas y risas intercaladas. Observo su sonrisa de satisfacción, parece que disfruta haciéndome reír. Escondo mi cara en su pecho y me agarro a su cuello con ambas manos antes de que nos sumerjamos bajo el agua por completo. Son pocos segundos los que estamos allí abajo, porque en seguida me saca y entre el baile de las olas, me sujeto aún más a él y abro los ojos, observando los suyos ahora irritados por la sal del agua. Me da un beso sorpresa que me pilla desprevenida y lo continúa tan rápido que casi me caigo, pero él reacciona rápido y me coge ahora de otra manera, posando sus manos en mis caderas y atrayéndome hacia él ahora con facilidad, ya que estamos muy adentro en el agua. Ahora es a mi a la que le ataca la locura y me como sus labios de forma rápida pero intensa, y él parece disfrutar como nunca pasando sus manos por toda mi espalda, dejando escapar pequeñas risas.
Tras un rato paramos y respiramos la fuerte brisa marina a la vez que notamos el sabor a sal de nuestros labios. Tirito de frío por un momento y él se da cuenta de que es hora de salir. Esta vez me coge de la mano y con grandes zancadas salimos del agua.
-¡Mira cómo me has dejado!- Le digo, dando vueltas sobre mi misma. La ropa cae mojada y pesada sobre mi cuerpo a la vez que noto las frías gotas de agua cayendo desde mi larga melena alborotada.
Entramos en la habitación dejando todo el parquet lleno de arena y riendo nos quedamos mirándonos en medio de la habitación. Sonreímos.
-Ve a ducharte, voy a recoger esto un poco y ahora voy yo.
Asiento y me marcho dispuesta a salir de la habitación, pero me doy la vuelta y aguantándome la risa, le digo:
-¿Y el desayuno?
Se da la vuelta hacia mi confuso. Acabo de recordarle a su siempre hambriento estómago que aún no ha desayunado y él hace una mueca, quejándose de ello, pero sonríe en seguida.
-Te voy a llevar a un sitio genial en Dublín para desayunar.
Le devuelvo la sonrisa y me dirijo hacia el baño. Noto cómo la música sube de volumen no solo en las zonas por las que paso, si no en toda la casa, ya que Niall ha subido lo ha subido. Entro en el baño y cierro la puerta. Encuentro divertido eso de tener que cruzar una bañera enorme para poder ir a la ducha. Abro el armario que hay frente de ella y tras curiosear un poco, saco un par de toallas y las dejo caer antes de quitarme la ropa y entrar a la ducha. Cierro la mampara y al darme la vuelta no puedo evitar sorprenderme. Hay muchísimos botones de diferentes tamaños.
-Joder, esto más que una ducha parece una nave espacial. A ver...- Dejo volar mis pensamientos en voz alta mientras, con mucha duda, le doy a varios botones, pero no pasa nada. Decido darle a dos a la vez y de la parte de abajo salen varios chorros que mojan mis pies con agua aún más fría que la del mar.
-Mierda, joder, ¿cómo se para esto?...- Sigo toqueteando todo lo que puedo, pero solo consigo que salgan aún más chorros de agua, esta vez a la altura de mi pecho.
-¡Venga ya, joder! ¿Cómo coño se usa esto?- La música suena alta, desconcentrándome.- Me cago en la puta...- Digo, gesticulando con rabia.
-Eres muy torpe.
 La voz de Niall hace que me sobresalte muchísimo más que cuando el agua fría me ha tocado al ritmo que yo le daba a todos los botones.
 Me doy la vuelta y le encuentro totalmente desnudo delante mía, con una risa burlona claramente causada por los colores que han subido hacia mi rostro y la  vergüenza que me abarca estar a tan poca distancia, así, sin el toque travieso que me dio el alcohol anoche y sin la oscuridad de la habitación. Noto que su mirada recorre cada centímetro de mi cuerpo y hasta me siento insegura. Mi cuerpo no es bonito, es más, nunca me ha gustado, pero sin embargo él sonríe, y parece que le gusta observarme.
-No soy torpe. Es que... es que, a ver, hay... hay muchos...bo...botones, y...- Contesto, presa del pánico, atacada de los nervios, echándome hacia atrás poco a poco, sin ser capaz de bajar la mirada de su cara para no encontrarme con su miembro.
Pero no hace falta mirarlo cuando de repente lo siento justo bajo mi ombligo. Niall se ha movido hacia mi y poniendo su mano en mi espalda me ha atraído hacia él, pegando completamente mi cuerpo con el suyo. Sigo mirándole a los ojos de tal manera que hasta él debe bajar su mirada. Lo hace con una sonrisa.
-Relájate...- Me dice, y alarga la mano que me tenía agarrada hacia atrás. Le da a un botón y en seguida empieza a caer agua helada. Doy un pequeño grito de queja y veo cómo el hace una graciosa mueca abriendo mucho los ojos. Eso me hace reír y por un segundo dejo la tensión a un lado. Dándole a otros botones la temperatura empieza a salir perfecta, calmando nuestras pieles frías y también calmándome a mi un poco.
Niall vuelve a mi lentamente. Cierro los ojos y me pierdo en un beso que empiezo yo y termina él algo más rápido mientras se pone un preservativo que seguro que escondía en la otra mano. La inseguridad y los nervios siguen dando vueltas dentro de mí, pero ese deseo de tenerle dentro se va haciendo hueco cada vez más rápido hasta que me muevo sola, dejándome llevar por que le quiero, olvidándome de todo lo demás. Una de mis manos toca su pecho mientras continúo nuestro beso, y la otra la poso en su cabello mojado. Lo revuelvo mientras muerdo sus labios y él deja sus manos libres por mi cuerpo también. Toca mis pechos, mis piernas, mi espalda produciéndome cosquillas que me hacen suspirar... Mis suspiros se convierten en gemidos cuando, de repente, amabas manos se posan en mis caderas y me sube con facilidad hasta apoyarme en la pared de la ducha. Abro los ojos al notar el frío de ésta en la espalda, pero vuelvo a cerrarlos en seguida cuando sus cálidos besos se pasean por mi cuello, mordiscos leves y suspiros por su parte, gemidos graves que me hacen gemir a mi, pareciendo débil a la vez que me dejo caer sobre la pared y sus manos, intentando que mis piernas se agarren aún más a sus caderas. Me sube más hacia arriba y posa, muy, muy despacio sus labios sobre mi cuello de nuevo, tan despacio que por unos segundos no hay susurros, ni gemidos, ni movimientos, incluso se me para la respiración. Solo el ruido del agua y la música nos interrumpe.
-Ojalá pueda....tenerte...tenerte para siempre...- Dice entre suspiros entrecortando la frase.
 Y me sorprende introduciéndose dentro de mi.
Me muerdo el labio hasta el punto de hacerme daño y parar. Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás, dejando que el agua caliente caiga sobre mi rostro. Le siento muy dentro de mi, me hace temblar, me hace delirar. Abro los ojos y vuelvo a mirarle, y lo que veo me pone más aún. Su piel enrojecida al ser sensible al repentino cambio de frío a caliente, sus abdominales más marcados que antes al hacer fuerza, el pelo descolocado porque yo se lo despeino al besarle, su labio inferior bajo sus dientes, al igual que estaba haciendo yo hace un segundo... Es hermoso, es precioso verle, es perfecto... Estoy enamorada de cada uno de sus detalles, hasta de los más pequeños, hasta de esos lunares del cuello, de sus pestañas claras, de sus labios finos, de las raíces morenas de su pelo, de la forma en la que me coge como si fuera a romperme, de esa manera tan delicada para después, sin embargo, darme con mucha fuerza...
Ahora soy yo la que quiere más, la que acelera el paso haciendo que él tenga que hacerlo también. Me empuja contra la pared haciendo que le sienta más aún. Solo con mirarme una vez sabe que quiero más y va más rápido, dándome más duro...
Con cada movimiento tengo más ganas a la hora de acelerar pero me vuelvo más débil al temblar de placer. Esto, por el contrario, parece darle a él fuerza y cada vez que yo suelto un gran gemido y caigo hacia abajo soy elevada y se introduce aún más, haciendo que de nuevo vuelva a temblar. Vuelve a apoyar los labios en mi cuello como ha hecho al principio, pero ahora cada vez que hace un movimiento brusco me muerde y yo pierdo mis manos en su cuerpo húmedo notando como el placer se apodera de mi cada vez con más intensidad...
Hasta que, a la vez, explotamos.
Nuestros gritos y gemidos se entremezclan acelerando hasta tal punto que mi espalda da golpes en la pared y yo araño la suya sin darme cuenta, dejando marcas de un color muy rojo.
 Poco a poco aminora la velocidad y me bajo de él. No soy capaz de estar de pie ni dos segundos porque mis piernas bailan temblorosas y me deslizo despacio por la pared, pero él me coge de la mano y me hace salir de allí confusa.
Le entiendo cuando veo la bañera-jacuzzi hasta arriba de agua y jabón por todos lados. Me mira mientras baja las escaleras hacia el fondo y le acompaño sonriendo tímidamente. Nos introducimos allí y nos sentamos quedando cubiertos por el agua de perfecta temperatura y un olor dulce.
-Lo tienes todo pensado.- Digo, y él contesta sentándose a mi lado y abrazándome. Apoyo mi cabeza sobre su pecho y me doy cuenta de que los nervios ya se han ido. Y no creo que vuelvan a estas alturas.
-Niall.
-Dime.
-¿Qué has querido decir antes?
-¿Antes...cuándo?
Le miro a los ojos para hablarle. Siempre lo hago. Es como si así la conversación fuese más verdadera.
-"Ojalá pueda tenerte para siempre"
-Ah...- Por un momento aparta la mirada y sonríe, pero en seguida la mantiene con la mía.- Marina, te valoras poco.
- ¿Y? ¿Qué tiene que ver eso? No cambies de tema...- Me río de él.
-¡Déjame terminar de hablar! Te valoras poco y no ves que eres perfecta. Y, a veces, tengo miedo.
-¿Miedo de qué, idiota?- Me río aún más de él y de su faceta sensible cuando hace varios minutos estaba cachondo perdido.
-De que te vayas con otro que sepa verte al igual que yo te veo. Yo no soy perfecto, y sé que no vas a estar conmigo para siempre, por eso lo he dicho... ojalá pueda tenerte para siempre, solo para mi, ojalá pueda ser él único que te haga sonreír, sonrojarte o gemir, así... cómo tu lo haces, eres... única.
Dice todo esto de forma rápida, apartando la mirada y agarrando mi mano como si de ahí quisiese coger valor para decirlo todo sin pararse, sin arrepentirse de soltar ni una palabra.
Freno mi risa para dejar paso a la más grande de las sonrisas, a la más sincera y a la más natural que he tenido nunca.
-A ver si adivino...Y por eso: el jet, Irlanda, Mullingar, la casa y todos estos detalles que tienes conmigo...¿Verdad?
-Sí.
-¿Sabes qué? No te hace falta nada de esto. No, Niall, no eres perfecto, pero cada uno de los detalles que forman tu persona lo son para mí. Te quiero porque eres Niall, por ser tu, no por ser perfecto. ¿Me entiendes?
-Sí...
-¿De verdad?
-Claro que sí... Yo... yo sentí lo mismo por ti ese día que se supone que íbamos a despedirnos para no vernos hasta dentro de muchísimos meses y te pusiste un vestido impresionante, unos tacones enormes, maquillaje...
-Sí, lo recuerdo.
-Dime, ¿qué sentiste ese día?
Con esta pregunta lo entiendo todo.
-Lo mismo que estás sintiendo tu.- Contesto enseguida, viendo ahora las cosas desde su punto de vista.- Miedo a que otra te vea de la misma manera que yo lo hago.
Me siento justo en frente de él. Me coge las manos y encaja sus dedos con los míos, sonriendo al ver que nos estamos entendiendo.
-Pues yo pensé lo mismo que tu sientes ahora. No me hace falta una Marina maquillada y bien vestida para darme cuenta de que te quiero. Esa Marina de sudaderas y pelo encrespado me sigue enamorando igual.
-¡No siempre tengo el pelo encrespado!
-Casi siempre...
-¡Eso es mentira!- Le salpico en la cara y huyo de él, que intenta cogerme y ahogarme bajo el agua. Yo abarco espuma con las manos y amenazo con tirársela a los ojos, y así nos peleamos olvidando los sentimientos a flor de piel o que estamos desnudos.
Y entonces me doy cuenta de todo: nos queremos por lo que somos, por esas cosas especiales que nos hemos visto mutuamente, nos hemos quedado con nuestro más profundo ser y nos hemos enamorado de eso.
Me ha sorprendido todo lo que ve él en mi. Ve mi inseguridad, y eso que raramente se la muestro. Lo mismo que yo he visto la suya, y él tampoco la ha sacado a luz para mi. A esto me refiero, a esas cosas que escondemos y que son perfectas, porque esconden pensamientos bonitos, profundos y reales. Y esto hace que nuestra relación tenga tanto amistad como amor.
Que seamos más que amigos pero menos que novios: algo perfecto.
Y también me percato de que, hoy, me he destapado del todo, de que ya no soy insegura, que ya dejo de no valorarme delante suya.
De que soy yo: Marina Gijón, la misma, en todo mi esplendor, sin ningún matiz oculto. Y él es Niall Horan, el mismo, con cada uno de sus detalles al descubierto.


Un rato después salimos de la enorme bañera con toallas alrededor de nuestro cuerpo. Una vez en el pasillo me paro en seco y me doy cuenta de que no tengo ropa que ponerme.
-Mi ropa seguro que sigue mojada.
-No pasa nada, mira...- Me lleva de nuevo a la habitación y de debajo de la cama saca una gran maleta que contiene camisetas, sudaderas, vaqueros y pantalones, todo ropa de chico.- Lo trajo Greg el último día que vino a echarle un vistazo a la casa.
-Pero...¿y la ropa interior?
Se da la vuelta y me mira de arriba a abajo sonriente. Me pone nerviosa que haga eso.
-¿Quieres unos boxers? Aunque, claro, te estarían grandes...
-Venga ya...- Digo, poniendo los ojos en blanco, pero riéndome en seguida. Me hace gracia que se comporte como un chulito prepotente cuando hace un rato estaba diciendo que sentía miedo de perderme.- Qué remedio... Pero claro, tendré que ir sin sujetador.- Le guiño un ojo exageradamente, a lo que contesta con varias carcajadas, y me agacho a revolver la maleta en busca de ropa para ponerme. Saco una sudadera azul marino de Hollister muy ancha y unos vaqueros que a ojo parece que no van a quedarme muy grandes. Decido mirar los boxers para no ir sin nada y casi se me cae la toalla del cuerpo al empezar a reírme muy, muy fuerte, rodando en el suelo.
-¡¿Qué!? ¡¿Qué has visto!?- Dice alarmado- ¡¿De qué te ríes!?- Se agacha y ve en mis manos unos boxers rosas con conejitos de colores, los causantes de mi ataque de risa.
-¡¿En serio, Niall!? ¡¿En serio!?
-Puto Greg...Los ha metido él, te juro que yo no me he puesto eso en mi vida.
-Claro, claro, ahora échale la culpa a tu hermano...- Digo, sentándome en el suelo y respirando hondo, intentando recuperarme de las risas.
-¡Lo juro!- Él intenta no reírse y parecer cabreado, pero su media sonrisa le delata.
-Pues estos, quiero ponerme estos.
-¡No!
-¡Sí!- Huyo de él por toda la casa, subiendo las escaleras hasta llegar al desván y me encierro allí. Tras un rato aporreando la puerta desiste y yo salgo solo con la sudadera y los boxers de conejitos de colores. Me paseo delante suya un rato y él hace como que me ignora, pero al final se queda mirando cómo desfilo delante suya queriendo imitar a una modelo, y sonriendo niega con la cabeza mientras recoge las últimas cosas de la casa.

Al rato dejamos la casa como la encontramos y tras echar un último vistazo, salimos de allí. Niall ha pedido un taxi que se parará más o menos en la parte dónde nos dejaron anoche.
-¿No tienes miedo de que entren por la parte de la habitación que da a la playa y nos roben?
-No, este es un pueblo pequeño y seguro, además, muy poca gente conoce esta zona.
Me encojo de hombros y decido hacerle caso mientras cruzo la arena hacia la carretera.
-Eh, Marina, cógelas.
No me da tiempo a darme la vuelta cuando veo que Niall me ha lanzado las llaves de la casa para que las cogiese, pero cruzo las manos con torpeza y caen al asfalto.
Le veo suspirar al mismo tiempo que niega con la cabeza.
-Cállate.- Le digo.
-¡No he hablado!
-Ibas a hacerlo.
Me sonríe.
-¿Por qué me las das?
-Porque la casa es tuya.
Me quedo quieta en la carretera, con las llaves en la mano y la boca abierta mientras él, contento de hacer que sienta cosas hasta el extremo una vez más, me adelanta y camina en busca de nuestro taxi.



Estamos llegando a Estados Unidos. Nunca pensé que iba a decirlo, pero no quiero estar aquí. Si el viaje ha sido corto, para mi han sido segundos los que han pasado desde que cogimos el jet para ir a Irlanda hasta ahora. Aunque Niall también está así y no le anima la idea de dejar el paraíso en el que estábamos, ha hecho que estas últimas horas en Dublín hayan sido tan divertidas que se me ha olvidado que era una despedida del precioso lugar. En el taxi de camino a Dublín estábamos algo apagados aunque sonrientes, era como recordar que pasará bastante tiempo hasta que volvamos a estar así, en esta completa armonía, pero en el taxi de camino al sitio dónde hemos desayunado ha sonado "We Cant Stop", de Miley Cyrus, y he llorado de la risa al verle intentar hacer el famoso twerking de Miley en el asiento del coche mientras el taxista nos miraba de mala manera. La alegría de esta canción ha sido lo que nos hacía falta de disfrutar de nuestros últimos instantes de intimidad y hemos desayunado entre risas en Voilà, un café francés elegante y acogedor, aunque más bien me ha traído por la buena comida, no por el aspecto del lugar. Hemos desayunado como verdaderos reyes. También, presa de la curiosidad, le he pedido que me cuente cómo se le ocurrió la idea de hacer una casa en mitad de la nada, y me ha sorprendido contestándome "Iba a ser tu regalo de cumpleaños."
-¡¿Qué!?
-¡Te lo juro!
-¿Cómo cojones se te ocurrió eso?
-¡Esa boca! Que estamos en un lugar con clase...- Dice, produciendo bastante risa ante el hecho de que estemos hablando con la boca llena, vestidos con sudaderas enormes y el pelo (al menos el mío) totalmente encrespado al haber dejado que se me seque al aire libre. Si al final va a tener razón...
Resulta que se me iba a declarar el día de mi cumpleaños con esta idea. Una casa. Se le ocurrió viendo una película, la cual dice que no recuerda, pero sé que es una de esas románticas que le da corte admitir que ve. Dice que al principio le pareció buena idea, pero después se dio cuenta de que sería demasiado exagerado, de que ambos somos muchos más sencillos que eso, pero aún así siguió con el proyecto.
-Así que, la casa lleva realizándose unos- Me detengo para contar los meses que han pasado desde mi cumpleaños hasta ahora- ¡¿10 meses!?
-Bueno, hubo unos cuantos en los que ordené que parasen, pero sí, más o menos.
-Estás loco, pero, en el buen sentido.
-Pues tu estás loca, pero en el sentido de que estás como una puta cabra.
-¡Shh! ¡Señorito Horan, estamos en un sitio con clase!- Digo, imitándole.
Termina su relato diciéndome que le da algo de rabia que no haya sido capaz de amueblarla y prepararla del todo, pero que era difícil hacer eso desde la distancia. Parece sorprendido al ver que me hecho las manos a la cabeza y cierro los ojos.
-¿Qué te pasa?
-Tu comprándome una casa y yo ni siquiera pago los viajes en taxi...
Nos reímos de este hecho un buen rato hasta que terminamos de desayunar.

-Señores pasajeros, abróchense los cinturones.- Max nos sorprende imitando la voz de una mujer por los altavoces y entre risas le hacemos caso, dispuestos a aterrizar en East Rutherford.





Día 13 de Julio.

Desde la muerte de la madre de Josh, para Dani visitar un hospital es difícil sin que se le venga a la mente la débil mujer sujetando su mano con fuerza, diciéndole que cuidase de su hijo, feliz de irse del mundo y que ella estuviese en los brazos de su niño. Un pensamiento fugaz de traición hacia la amable señora le pasa por la cabeza, ya que ahora los brazos que la abarcan son los de Liam, pero pasa veloz al acordarse de todo lo demás y de su amor por él.
Pero hoy no está en una zona del hospital triste, sino en una llena de esperanza en la que se respira alegría, amor, ganas de empezar una nueva vida. Sin embargo, a ella le produce miedo y le hace ver las cosas desde el punto de vista más complicado. Dani y Liam andan de la mano por un pasillo en la zona de maternidad, en busca de las escaleras que bajen hasta la salida, dónde les están esperando Marina y Niall.
No han tardado mucho en contarle su caso al doctor, hacerse una ecografía y que el hombre les dijese que debería abortar ya, en caso de que quiera hacerlo.
A lo largo del pasillo las puertas están cerradas, pero los gritos de algunas mujeres se oyen por todo el edificio, luchando por traer a la vida a sus criaturas. Dani, asustada y sorprendida de algunos gritos más altos que otros, aprieta la mano de Liam casi sin querer, como si fuese un impulso. Pero Liam no lo nota cuando, en menos de dos segundos, unas lágrimas se asoman al borde de sus ojos.
Una de las puertas está abierta y se ve esa estampa familiar que a Liam no le importaría vivir a pesar de las dificultades. Una chica está tumbada sobre una cama llena de sangre, su cabello está descolocado y tiene claros signos de falta de sueño en el rostro, pero un niño o niña en sus brazos que hace que mantenga una sonrisa bien amplia mientras que, a su lado, un chico besa su frente y sonríe de la misma manera. Alrededor de ellos hay enfermeras ordenando la sala y preparándose para bañar y vestir a la criatura, cambiar las sábanas manchadas...
Liam, al ver la imagen, ha aminorado sus pasos para observarles más detenidamente. Dani también se ha asomado, pero han seguido andando hacia delante sin hablar. Los ojos de Liam se dirigen al vientre de Dani. Quiere vivir la experiencia y por muchas vueltas que le da, no ve otro momento, otra ocasión. Quiere que sea ahora, con la persona que más quiere, a la que ama.
La mente de Dani sigue mostrándose negativa, pero la feliz pareja con el bebé cruza su cabeza una y otra vez, como si quisieran decirle algo. Sigue queriendo abortar, posponer todo esto para después, mucho después, cuando no se sienta tan joven, pero, por otro lado, en lo más profundo de su mente, una luz se ha encendido, algo nuevo que le hace pensar de forma diferente. Una posibilidad de cambiar lo que piensa, pero aún demasiado pequeña.
Al fin bajan las escaleras y en cuanto divisan a Marina y a Niall a lo lejos corren hacia ellos para montarse en la furgoneta y no levantar sospechas ante posibles cámaras cerca. Nadie sabe que están allí, solo Paul, al que han engañado con la simple excusa de que Dani se encuentra mal. Ha decidido dejarlo pasar sin demasiadas preguntas al darse cuenta de que tenía prisa para ponerse discutir, les ha dado las llaves y les ha dejado irse.
-¿Cómo ha ido?- Pregunta Marina, que va en el asiento del copiloto, pero se gira para hablar con ellos.
Lo cuentan algo cabizbajos, ahorrándose el detalle de la puerta abierta y la pareja. Niall y Marina no dicen mucho, aunque por parte de Liam y Dani no necesitan más. Se están dando cuenta de que están igual de confusos que ellos, así que, por fin, han decidido tomar decisiones por sí solos. Esto es algo entre el posible futuro padre y la posible futura madre, nadie más. Lo que si saben es que, hagan lo que hagan, van a tener el apoyo de Niall y Marina.
Un rato después llegan al hotel dónde están ahora, a la zona dónde están aparcados los autobuses, y allí dejan la furgoneta también. No habrán muchas preguntas por suerte, ya que los chicos se encuentran grabando el nuevo álbum y las bailarinas han decidido dar una vuelta e ir de compras. Los cuatro salen de allí y Niall se despide dirigiéndose directamente a dónde se encuentran los chicos grabando.
-Liam, ¿Vienes?
-Ahora me acerco más tarde, no tengo que ir hasta las 20:00
Niall asiente adivinando que quiere estar a solas con Dani para meditar sobre el tema. Se marcha al igual que lo hace Marina, que se va a estudiar lo que ha estado repasando hoy con los profesores.
Ni siquiera se molestan en ir a algún sitio apartado del hotel, el jardín, la piscina, un parque, algo parecido dónde sentarse y relajarse. Se meten en el autobús dónde duerme Dani con las demás y se colocan en la esquina dónde está el sofá, la mini-nevera y una televisión. Liam cae cansado hacia atrás, sintiendo toda la tensión de la situación. Dani cruza las piernas sobre el sofá y apoya la cabeza en sus manos.
-¿Por qué, Dani?
Liam no le da más vueltas al tema. Necesita aclararlo ya, necesita saber qué será de ese bebé, necesita saber para qué tiene que prepararse.
-Ya te lo he explicado mil veces.- Contesta de mala gana Dani, cansada de siempre lo mismo. Ella solo quiere terminar con esto cuanto antes.
- Pero sigue sin entrarme en la cabeza.
-Liam...
-Sí, ya lo sé, tienes miedo.
-¿Tan difícil es de entender, entonces?
-Pues sí, porque, ¿miedo de qué? ¿De lo que dirá la prensa, nuestros padres, la gente?
-No solo es eso...
-¿Y qué más hay?- Liam corta las frases de Dani acelerado, hablando todo lo que no ha dicho hasta ahora.- ¿Eh, Dani? Contesta, joder.
-La vida que nos espera, ¿te parece poco?- Al notar la clara tensión y el enfado de Liam, Dani se endereza en el sofá y desliza sus piernas hasta quedarse totalmente enfrente suya, para hablar mirándole a la cara.
-¿De qué hablas? Yo estaría encantado de tenerlo, y crecería sin dificultades, Dani, tengo dinero, ganas de ser padre y todo lo necesario. ¿Qué más quieres, eh?
-¡No quiero ser madre a los 19 años!- Contesta súbitamente, antes de que Liam pronuncie la última palabra de su anterior frase.- ¡Que no estoy preparada para tener un pedazo de barriga y después apretar hasta que salga un niño que nos destroce, que me quite libertad, que estropee tu carrera!
Esta vez Liam no tiene palabras para contestarle. Se queda así, con los brazos ligeramente levantados y  la boca abierta a punto de dejar salir una frase, pero deja caer sus brazos de golpe y traga saliva, meditando lo que va a decir.
-No sabía que eras así.
-¡¿Así!? ¡¿Así cómo!?-Dani sigue alterada, dejando salir su voz rota que poco a poco va cediendo paso a las lágrimas.
-Egoísta.
Dani intenta parar el llanto con un suspiro sonoro que hace aumentar el movimiento de sus nervios y un dolor de cabeza intenso amenaza con que se vuelva a desmayar.
-¿¡Te parece egoísta querer tener un hijo más tarde!?
-Me parece egoísta que quieras abortar por que creas que vas a pasarlo más, porque se te va a deformar el cuerpo y porque tienes miedo de lo que digan los demás cuando el bebé puede venir al mundo perfectamente.
-Liam, no es solo...
-Mi carrera está bien, ¿vale? No voy a dejar de cantar por tener un niño...
-Liam...
-... es más, dejaría de hacerlo si no lo tenemos...
-¿Liam? Joder Liam, para y escúch...
-...él va a crecer bien, sano, fuerte, no le va a faltar de nada, y será tuyo y mio...
-Liam...
-¡¿Qué, Dani, qué!?
Una mirada fija. Sus ojos, ambos marrones, los de ella más oscuros que el color avellana de él, pero también más húmedos al querer aguantarse las lágrimas. Sus cuerpos tan cerca, pero sus mentes tan separadas que parece haber un abismo entre ellas.
-No. No puedo tenerlo.
Y de repente se levanta. Por un momento las piernas le tiemblan y Liam se dirige hacia ella temiendo que caiga, preparando sus manos para sostenerla, pero Dani se mantiene firme y tras pestañear varias veces levanta la cabeza y anda hacia la salida del autobús.
-Dani.- La voz oscura, grave y profunda de Liam la asusta más aún. Está tan cabreado que hasta el volumen de la voz perfora sus oídos con fuerza. En ese momento solo piensa en huir, en saltar fuera del autobús y esconderse en cualquier hueco lo más alejado posible del hotel.
Una gran mano agarra uno de sus brazos y la hace parar en seco, retroceder hacia atrás y darse la vuelta. La mirada de Liam, llena de furia y dolor que actúa como capa del amor y ternura que en realidad quiere compartir con el bebé, penetra los ojos de Dani, en los que se puede ver temor.
De repente Liam afloja su fuerza en el brazo y cambia la expresión de su cara para, ahora, dejar ir todos los pensamientos negativos que cruzaban su cabeza. Lentamente se acerca y posa sus labios en los de Dani, dejando un beso suave, lento y lleno de dulzura. Tras esto, los musculosos sus brazos acaban abrazando a Dani con delicadeza, y apoyando la barbilla en su cuello, susurra:
-Yo también quiero vivir una escena tan bonita como la que hemos visto hoy en el hospital. Solo contigo.
Silencio.
Dani levanta la cabeza y se separa de su abrazo. Pone sus labios sobre los de Liam una última vez, dejando ahí un beso fugaz. Con varias lágrimas recorriendo sus mejillas, niega con la cabeza.
-No.- Dice, simple y escueta.
Y se da la vuelta, esta vez decidida a salir del autobús.



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¡Hola! No soy de las que dejan mensajes en sus fanfics, pero debo hacerlo en este capítulo, ya que no sé por qué motivo, blogger no me deja corregir un párrafo que aparece con letras y fondo distintas al color normal, así que lo dejo aquí por si alguien no logra leerlo:

...vulnerabilidad se apodera de mi al notar el frío de la temprana mañana correr por mi piel completamente desnuda. En seguida me lanzo hacia delante en busca de la sábana blanca al final de la cama, la mitad de ella en el suelo, y la atraigo hacia mi hasta taparme por completo. No puedo evitar soltar una pequeña risa que suena fuerte en la soledad de la habitación.

Siento mi torpeza y el no saber arreglarlo.
Montse, @bornthiswayme.

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3 comentarios:

  1. AYYYYY QUE COSA MAS BONITAAAAAA !!! COMO ME GUSTA TU NOVELA EN SERIO , SI ESQUE ES TAN PERFECTA QUE ASDFGHJ
    EMPECEMOS POR NIALL Y MARINA , ¿SE PUEDE SER MAS ADORABLES ? YO QUIERO TENER UNA RELACION COMOBLA SUYA , ES TAN PERFECTA, ESQUE SE VE QUE NO SOLO SON NOVIOS , SON AMIGOS , SE QUIEREN POR LO QUE SON Y NO TIENEN QUE APARENTAR Y ENCUENTRAN LA PERFECCION EN LAS IMPERFECCIONES DEL OTRO , ES ABSOLUTAMENTE GENIAL Y PERFECTO EN SERIO Y ME ENCANTA TODAS LAS SENSACIONES Y SENTIMIENTOS QUE DESCRIBES , PORQUE LO HACES GENIAL Y ENTIENDES TODO LO QUE SIENTEN Y EL PORQUE LO SIENTEN.
    PASAMOS A LIAM Y DANI , MADRE MIA.....PUF...MENUDA HAY AQUI , A VER YO ENTIENDO A DANI , PERO ME ENCANTARIA QUE LO TUVIESEN , ESQUE ME LOS IMAGINO A LOS DOS DE PADRES Y ASDFGHJ, SERIAN LOS PADRES PERFECTOS , AUNQUE DANI NO LO CREA , ESTOY SEGURA DE QUE SERIA UNA MADRE PERFECTA Y LIAM ESQ , JOLIN , SI ESQUE ES UN AMOR , SERIA UN PADRAZO Y SERIA LA COSA MAS BONITA DEL MUNDO QUE LA ESCENA DEL HOSPITAL LA VIVAN ELLOS EN UN TIEMPOOOO
    BUENO , ME DESPIDO JAJAJA
    ESTOY DESEANDO VER COMO SIGUE
    UN BESOOOO
    @loulinizarries

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  2. El capítulo es perfecto, la manera en que describes todo lo que sucede, los sentimientos, los pensamientos, todo. Jo, escribes genial y me he quedado con las ganas de seguir leyendo más , quiero saber que pasa con marina y niall, con Dani y liam, pero sobre todo quiero saber lo de Elena, que me tienes en ascuas.
    Un beso.
    @wonderlandluchy

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  3. No hay capítulo enbel que no me hagas llorar enana. Me encanta tener tantos sentimientos a la vez enu solo capítulo!!! Espero ansiosa el siguientee. Y... a Amy! :)) Te Quiero Mucho @Styransonelik

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